Hoy 26 de Agosto se cumplen 30 años desde la celebración de la final en la plaza del Tubo de Palma del I Concurso Pop-Rock del Ayuntamiento. Un concurso que en sus distintas ediciones demostró ser un medio de promoción importante para los grupos y en esta primera edición fue una de las piezas claves en el nacimiento de una nueva oleada de grupos jóvenes en nuestra isla.
Para celebrar este aniversario quería reproducir a continuación el texto de un artículo que salió en el Diario de Mallorca a doble página el día 18 de Agosto mientras se celebraba la fase preliminar en la sala Barbarella. Escrito por Javier Mato y con fotos de Torrelló, describe de una manera amena e informal lo que vivieron esos jóvenes músicos esos dias. Un gran documento que no tengo bien digitalizado por lo que no puedo reproducir su imagen y quizás me he equivocado en más de una ocasión al transcribir el texto, pero creo que vale la pena. Disfrutarlo a continuación.
UNA NUEVA GENERACIÓN DE ROCKEROS IRRUMPE EN PALMA
(Diario de Mallorca 18 de Agosto de 1983. Texto de Javier Mato con fotos de Torrelló)
ALREDEDOR de un centenar de nuevos músicos han participado en la fase de pre-selección de conjuntos rockeros que participarán en número de seis en la actuación de la Plaza del Tubo el próximo 26, con el conjunto madrileño Nacha Pop. Cien músicos que forman veinticinco conjuntos hasta ahora desconocidos en Palma. Los mejores de ellos podrán salir adelante, mientras los demás continuarán esperando otra oportunidad como esta en la que la concejalía de juventud del Ayuntamiento de Palma hace la tarea de promoción. La preselección tuvo lugar en la discoteca Barbarella de Palma durante el martes, miércoles y ayer jueves.
Palma los tiene escondidos. Cien rockeros de no más de veinte años han asomado sus caras a la luz después de un año ensayando, soñando y esperando. Cien rockeros en veinticinco conjuntos que, salvo uno, volverán a las sombras, en espera de otra oportunidad o del desengaño y el aburrimiento.
Ayer acabó la preselección de conjuntos que actuarán esta semana con Nacha Pop en la “plaza del Tubo». El Ayuntamiento lo ha organizado en una discoteca de Palma y a ella han comparecido, igual que el año pasado lo hicieron en Sa Faixina.
Son jovencísimos. Muchos admiradores que se acercaron a la oscura Barbarella para oirlos no llegaban a los dieciocho. Los de veinticinco son ya carrozas. Se arremolinan en silencio para oir cómo suenan las baterías, los bajos y las guitarras. Y las voces, lo más dificil. Cada conjunto calienta sus motores antes de actuar. Es parte del rock: probar micrófonos, calentar la batería, amagar comienzos de canción, fumar un pitillo en el escenario. Es la primera vez que la mayor parte de estos músicos sube a un escenario. Interpretan dos temas, de los cuales al menos uno es propio. Y alli se descuelgan rayos y truenos. Uno esperaba letras infernales y músicas indignas, pero no. Palma produce gente aceptable. Algunos no pueden disimular ni con su mala voz la imitación de un extranjero o de ese conjunto de la vanguardia madrileña. Pero otros consiguen echarle el ingenio que les queda después de que, al constituirse, generalmente pocos dias antes de que se cierre el plazo para apuntarse a la cita, hayan decidido el nombre. Les va la vida en él: los del suburbio escogen «Via de cintura«, “Acero» los duros; «Paso a nivel» los marchosos ferroviarios; «Cisma de occidente» los contraculturales». «Paris la nuit» y «Requien» confiesan la dureza de la elección, mientras que los catastróficos encuentran el nombre de «Virus«, mortales, «Otra dimensión» y «Alcary«, el toque de la tierra y los patrocinados por Emaya «Gorg Blau«. Después de Ponerse un nombre encima cantar. Y tener un tema propio.
RESPUESTA ENTUSIASTA
El público responde. Es muy joven pero llena la sala y desborda de motos el aparcamiento. “Por favor -ruega insistente la presentadora- retiren sus motos porque no se puede entrar». Y allí van la mitad de los cascos de la sala a retirar sus 49 centimetros cúbicos. La mitad de la decoración de una actuación rockera la constituye el tiempo perdido. Los ratos en que se oyen ruidos enigmaticos cuando la gente del conjunto tiene que demostrar su conocimiento del escenario. Es gente, seguramente que nunca ha tenido delante suyo tales altavoces y que nunca le han cascado tanto público a sus guitarras de segunda mano. El cantante, que no tiene instrumento que afinar, hambriento de atención, invierte varios minUtos en carraspear ante el micro. en asentir al público con un “si. si, si» inexplicado y en lanzar un «ee» que nadie escucha. Abajo fuma Un pitillo y por que no puede poner sus cascos en sus enchufes. Pero la organización esta satisfecha. En estos concursos las cosas se suelen atrasar mucho. «Ha ido bien». Y debe ser así porque cada dia, en unas tres horas y media se habian visto ocho conjuntos y habian oido dieciseis temas.
FORMALES
«En esto no hay formalidad» afirma Un organizador como si hubiera que decirlo. Porque sólo es formal la formalidad
La presentadora tiene que avisar varias veces al cantante de un conjunto que no se debe de acordar de que tiene que subir al escenario. Los participantes van entrando sus bultos: algunos teclados, guitarras y hierros a saco.
«O sea. Nos vamos a prsentar. O sea. Somos…». Y empieza el primer día de música rock de Palma.
Pantalones de cuero casi embutidos en la piel, toques punkies y melenas multicolores, niños bien y otros cuidadosamente desaliñados hacen silencio. Empiezan.
“Estoy solo…asustado…Desastre espaciaL…’. La tónica no es prometedora. Aunque no sea espacial… “Requien» deja paso a gente más rodada. Y más. Hasta que “Madame Colette» marca el techo del primer dia.
Tienen más horas, más ensayos y la voz esta mucho más conseguida. “El problema es la voz, porque el sonido, con el equipo de Barbarella, da el pego sin problemas. Pero la voz…».
OCHO MAS Y MAS
Al dia siguiente otros ocho conjuntos, y nuevo ayer. Un desfile de chavales, jovencitos que generalmente no se conocen entre si. Ahora ven que no están solos, pero ellos no se conocían. “Porque hoy la gente quiere música disco y las discotecas y tal y pasa mucho del rock. No todos, pero mucho si». Y pese a todo, con guitarras de segunda mano, sin que sus padres y a veces hasta los hermanos la entiendan, han insistido. Todos tienen la ilusión secreta de llegar, aunque cualquiera te confiesa que va, que no, que eso es para unos pocos. Ensayan en lugares indecentes, porque ningún vecino quiere siquiera oir un ruido de bateria o de eléctricas.
Y son victimas de un mercado de segunda mano en el que los revendedores hacen su agosto. Una guitarra eléctrica decente puede costar más de cien mil pesetas. aunque por veinte mil hay ejemplares. Una buena bateria también ronda los veinte mil duros. pero naturalmente se puede obtener a un precio mucho menor si no está impecable.
Una vez que estoy loco del rock consiguen sus instrumentos, se enfrentan a la incomprensión. NI sus padres, ni sus hermanos, ni el resto de la familia entiende esta ambición. ¿Pelos largos, pantalones de cueros y ese aspecto indecente? Es una perspectiva que cuesta locuras vender. La informalidad de esta música les lleva por un camino duro que siguen con una admirable constancia.
Algunos son forofos de la música. guitarristas de cualquier guitarra. mientras que algunos, hartos de oir conjuntos de vanguardia, se deciden a hacer su rock propio. No cuenta la ropa. pero cuenta que sea rockera. Y la atención que se presta y un aspecto un tanto descuidado. Se hace la música pero sin reparar en otra cosa que no sea el sonido. Una informalidad en concurso
Por cierto, si alguien sabe quien es el autor del cartel de este I Concurso de Pop-Rock que nos lo diga.
Gracias